Cambiando el mundo repentinamente

Diseño por Luis María
Contagio repartido a partes iguales

Y así, un día se llenó el mundo con la nefasta promesa de un apocalipsis viral y, de pronto, las fronteras que se defendieron con guerras, 
se quebraron con gotitas de saliva. 

Hubo equidad en el contagio,
 que se repartía igual para ricos y pobres.

Resultado de imagen de gotas de saliva

Las potencias, que se sentían infalibles, vieron,
 cómo se puede caer ante un beso, ante un abrazo.

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Y nos dimos cuenta de lo que era y no era importante, 
y, entonces, una enfermera se volvió más indispensable que un futbolista,
y un hospital se hizo más urgente que un misil. 

Se apagaron luces en estadios, se detuvieron los conciertos,  los rodajes de las películas, las misas y los encuentros masivos y, entonces, en el mundo hubo tiempo para la reflexión a solas,

y para esperar en casa a que lleguen todos y, para reunirse frente a fogatas, a mesas, a mecedoras, a hamacas y, 

para contar cuentos que estuvieron a punto de ser olvidados.



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